Desconozco los “pasos” que se deben
tomar o pasar cuando te alejas de quien quieres. Aunque la verdad es que ya lo
he pasado, pero fue un tiempo muy corto. Además sabía cuándo, dónde y cómo me
iba a ver con aquel pasado. Ahora no sé. Ahora soy más grande. Ahora tengo
planes, ahora quiero cumplir sueños y, quiero hacerlo con él.
Siento la necesidad de escribir sobre
nosotros, sobre nuestro pasado, nuestros viajes, alegrías, peleas, comidas,
recetas, fotos, aventuras, todo. Pero mi plan es escribir sobre lo que viene,
sobre lo que estamos haciendo, sobre como lo logramos, sobre cuándo, dónde y
cómo vamos a estar juntos.
Así que solo voy a dejar sentado un
antecedente, para que sepamos todos dónde estamos, para ver hasta donde es que
llegaremos.
Nuestra Historia en Breve:
“Seré breve y no apelaré a las palabras sino al recuerdo; que es al que deseo acudas cuando me extrañes”
Fui a vivir a Costa
Rica, a dedicarme a lo que me encanta: Derechos Humanos. Pasaron exactamente
seis días desde el día que dejé mi casa en Ecuador hasta mi primer fin de
semana en San José, que fue cuando lo conocí.
A partir de este
momento él y yo contamos la historia diferente. Mi resumen es el siguiente: Un
‘conocido’ que nunca había visto iba a pasar por mi, para dar un primer vistazo
de la ciudad. No pudo hacerlo. Asegurándome que nos veríamos más tarde dijo que
no quería que yo pierda mi noche, por lo que un buen amigo iba pasar por mi.
Nunca tuvo que pedirme mi celular ni preguntarme donde vivía. Porque sin
conocernos, llegó a mi puerta y esa noche empezó todo.
Su resumen es triste;
me causa cero gracia, y se reduce básicamente a que: su amigo no tenía auto y
el le ayudó yéndome a ver.
Nuestra primera cita
tuvo chaperón: su amigo Manolo. Fuimos a un bar a ver el SuperBowl, esto sin
que yo entienda absolutamente nada del juego.
Nuestra segunda cita
la tuvimos solos. Y fue llena de nervios. Fuimos a una pizzería. Yo opté por
tomar mucho vino, porque soy alérgica a la lactosa. O sea no pizzas para mi.
Salíamos de paseos y le
mandaba fotos cuando exploraba Costa Rica sin él. Hasta que un cinco de abril
me llevó al hotel/restaurante/biblioteca/lounge/spa más bonito y perfecto,
dónde había literal calma y emoción. Pero no fue sino hasta el seis de abril, en la madrugada, en su auto, en el parqueo de mi edificio que me pidió que sea su novia. Le
pregunté si estaba seguro, si era consiente en lo que se estaba metiendo.
Entonces le dije que sí, que yo quería que cuando me bese diga que está besando
a su novia.
Costa Rica fue la
perfección. Cuanto amor hubo.
Los domingos que no íbamos al cine o estabamos de viaje, caminábamos por las calles cerca de mi casa. Un día me dijo que
quería mudarse al Ecuador conmigo. Yo accedí. Llegué a Ecuador y siete días
después llego él.
¡Qué difícil! Peleamos
por todo: por qué nunca respondes mis preguntas, reacciona mi amor, mira las
cosas que dices, no te mides, te perdono, discúlpame, teamo.
Un día él
regresó a Costa Rica. Poner sus negocios, finanzas, proyectos en orden. Así no
sabemos cuando nos volveremos a ver, lo que sí sabemos es que los dos
coincidimos cuando decimos: pronto!
Teamo, por siempre.
-María Ella