Y le di un gran y fuerte abrazo porque eso
debía hacer. Debía despedirme con dolor, con angustia, con mucho apremio. Pero
yo estaba tranquila, podía controlar perfectamente mi urgencia de llorar,
porque si lo hacía no podría haberlo dejado ir. Estaba tranquila por él, por
mi, por la fe en un posible futuro. Sobre todo por la fe. Ese motor que tantas
veces ha significado fuerza en mi vida, esperanza, ánimos, lucha. Porque por fe
seguía hasta ese momento con él, calmando su tristeza, dándole ánimos. Con fe
de que eventualmente yo sabría de su felicidad infinita, y si era lo
suficientemente paciente y lo suficientemente valiente, esa felicidad la
compartiría conmigo.
Así se fue él. Me quedó de él absolutamente nada. Nada que agradezca 'realmente'. Me dejó unas latas de atún, canguil, sal, azúcar, aceite, una plancha, garbanzos que solo me hicieron acuerdo al humus que nunca hicimos juntos, y una bolsa de pita chips que me comí manejando de regreso a casa. Espero realmente que mi subconsciente no relacione mas nunca pita chips con tristezas o dolores o adioses o amores, eso realmente sería una lastima.
Así se fue él. Me quedó de él absolutamente nada. Nada que agradezca 'realmente'. Me dejó unas latas de atún, canguil, sal, azúcar, aceite, una plancha, garbanzos que solo me hicieron acuerdo al humus que nunca hicimos juntos, y una bolsa de pita chips que me comí manejando de regreso a casa. Espero realmente que mi subconsciente no relacione mas nunca pita chips con tristezas o dolores o adioses o amores, eso realmente sería una lastima.
Y no fue sino hasta el atardecer cuando
entendí que de repente él no estaba. Que yo no podía ir a su apartamento a
llorar porque él ya no tenía aquí departamento; porque él ya no estaba, que él no iba a consolarme porque él ya no estaba.
Así, con escenarios sin sentido, absurdos y un poco vergonzosos me di cuenta
finalmente que él no estaba.
Quisiera devolverle el favor y dejarlo todo
por estar con él. Pero no seria por él. Sería por mi; egoísmo puro, por no
sentirme triste. No sería por estar junto a este hombre que muchas veces llamé mío, sino por no sentir tristeza. Mi
incapacidad para manejar las tristezas me han llevado a los extremos más
inimaginables de las sensaciones. Se dice que fingir sensaciones o sentimientos
ahora es muy provechoso; más cuando están involucrados hombres, pero al contrario yo fuerzo la nada. No
sentir nada es mi artilugio. Me trago lágrimas, callo gritos y así la lista
podría continuar. No es humillante, sin duda tampoco es reconfortante. Solo es
preocupante, triste el no sentir.
Para que mi existencia no se resuma en un
literal ‘sinsentido’ les diré que sí lloré. Lloré sobre una toalla, lloré
tapándome la boca, lloré en silencio, lloré sola, lloré para mi y no para él.
Él me escribió una carta tan bonita, tan
llena de él, tan llena de nuestros sueños, del futuro que queremos: de ese tan
incierto que cuesta tanto creer, que lastima y más con la distancia que hemos
decido poner entre nosotros. Como le dije a él, nunca me imaginé que debía
decir adiós al hombre que elegí - del que me enamoré - para que él esté bien. Él dice
que no es así, pero para no perder la costumbre lo contradigo. Él dice que es para
poner las cosas en orden, para ofrecerme su mejor ser. Así concluyo que lejos
de mi él podrá hacerlo. Que necia que soy.
Y con todas esos cucos él me quiere, y me abraza y me cuida y me carga a donde yo quiera ir. Porque juntos él espera que estemos. Y porque no hay nada más bonito que verlo feliz, yo también quiero que estemos juntos, porque por y para siempre he decidido quererlo y siempre que pueda amarlo.
Y con todas esos cucos él me quiere, y me abraza y me cuida y me carga a donde yo quiera ir. Porque juntos él espera que estemos. Y porque no hay nada más bonito que verlo feliz, yo también quiero que estemos juntos, porque por y para siempre he decidido quererlo y siempre que pueda amarlo.
De por mientras, nuestro amor será contado
aquí. Viendo como madura y crece. Eso, si esque los dos logramos hacerlo.
Pueden vivirlo conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario